CERRÁ LA BOCA: DE PUNTÍN VALE 3…

Ituza escribió:Francamente, no sé quien es Juan Carlos Mena, autor de esta nota.
Saludos.

Así me lo mandó un amigo Cuervo, y agrego que yo tampoco. Pero me pareció piola para compartirlo.
 



> CERRÁ LA BOCA: DE PUNTÍN VALE 3…
> 
> Los clásicos no se analizan. Los clásicos no se juegan. Los clásicos
> se viven, se sienten, se disfrutan…y se ganan. Este, con Boca, no era
> un clásico más. Por encima de las paternidades y/o las cargadas.
> Durante la semana fue “el” partido. Para los medios y para la gente.
> Porque los medios hicieron su propia ley tratando de adelantar cual
> iba a ser el equipo que saldría a la cancha por cualquiera de los dos
> lados. Gago lesionado y Riquelme engripado el lunes, repuesto el
> miércoles y descartado el jueves le quitaron enigma por el lado de
> Boca. El cantado regreso de Alvarado por el informado Cetto (da lo
> mismo cagarse a trompadas y armar un escándalo mayúsculo que
> “chamuyar” al referí porque solo te dan un partido) ninguno encontró
> el título de tapa que estaba necesitando. Entonces la televisión
> “descubrió” a Walter Lovito, el no vidente que acompaña a San Lorenzo
> desde siempre, el que acuñó la frase “no te veo pero te
> siento” y lo paseó por todos lo programas. Hasta que el sábado
> Clarín, en un rapto de creatividad, en una doble página, mostró
> semejanzas y diferencias de los DT a partir de que ambos, como
> jugadores, habían usado el mismo número en el dorso de su camiseta. 
> Allí Pizzi sorprendió con una frase que el diario destacó: “…no es un
> partido definitorio, sino muy importante”. Bianchi expuso, en su
> frase, tener los pies sobre la tierra: “sabemos que vamos a jugar para
> ganar tres puntos. Sumar de a uno no nos sirve”. Las respuestas de
> ambos muestran la personalidad de cada uno.
> 
> En la cancha, el juego los contradijo. San Lorenzo salió lanzado.
> Sabiendo que dependía de sí mismo. Con el sueño de las voluntades
> agresivas volando al sol. Creyéndosela. Sintiéndose protagonista.
> Exponiendo esa pequeña irresponsabilidad que convierte a los buenos
> equipos en algo mucho más grande. Boca salió agobiado. Sin ideas. Sin
> meterse en el partido desde el vamos. Cediendo el protagonismo con el
> que hizo historia en todas las canchas por encima de los resultados. 
> 
> San Lorenzo hizo póker con Romagnoli, Piatti, Correa y Villaba. Los
> veteranos como artesanos en la elaboración. Los mocosos sumando
> desparpajo y desequilibrio.
> Boca ni siquiera armó pierna porque – ya está escrito – le faltaron
> Gago y Riquelme.
> Con un detalle no menor: en el duelo de morochos, mestizos y mulatos
> de la mitad de la cancha ganó el “Pichi” Mercier. Por goleada. Como
> debió haber ganado San Lorenzo. Porque “el pelado” local le pagó una
> bofetada (no como la que recibió de atrás, en la nave, cuando se
> retiraba del estadio) a la biología con su despliegue y un corazón que
> bombea la sangre que corre por la venas de todo el equipo (excepto el
> de Alan Ruiz al que si se le hace una extracción para un muestreo va a
> resultar bastante complicado encontrarle una plaqueta) .
> 
> La velocidad crucero de uno y otro iba a quedar expuesta en la primera
> jugada, cuando Correa lo arrebató al “Cata” Díaz y después hizo lo
> habitual en sus últimas presentaciones: mano a mano con el arquero no
> convirtió, como había ocurrido con Lanús y Arsenal por citar los
> ejemplos más frescos. Después Orión se encargó de ahogarle otro grito
> y generar la reflexión: uno se puede bancar que Alejandro Sabella no
> vea fútbol local, vaya a buscar a Lucas Orban a Francia después de
> haberlo tenido hasta hace un ratito jugando en Tigre o ignore que
> juega - ¡¡ y como!! – un tal Juan Ignacio Mercier y en cambio cite a
> la Selección (con el respeto que me merecen los jugadores) a Braña y a
> Somoza, que no se de por enterado que Saja y Barovero son argentinos,
> pero que Agustín sea el tercer arquero en el seleccionado es algo
> difícil de digerir. Por las dudas y para refrescarle la memoria, le
> atajó el penal al dubitativo “Pipi”, que se
> apoderó la pelota después de la mano de Erbes y lo dejó con las ganas
> de ejecutarlo a Buffarini. 
> 
> San Lorenzo siempre manejó el trámite. Impuso el ritmo. Ganó todas las
> divididas. Transformó la cancha en un plano inclinado. Fue al frente
> caiga quien caiga y le pese a quien le pese. Tuvo actitud. Pero no lo
> remató. Goloso y preciso con la pelota le faltó el golpe de nocaut que
> define una pelea. Porque el cabezazo de Kannemann pegó en el vertical
> derecho y la sacaron sobre la raya, porque el rebote del penal lo
> volvió a tomar Romagnoli y la sacaron sobre la raya, porque se fue un
> poquito ancha, porque salió un poquito alta…Hasta que Piatti desnudó
> toda su jerarquía en el reinicio del partido, se llevó colgado a Erbes
> hasta la última línea y cuando la volcó al medio Correa, pisándola con
> la derecha lo hizo pasar de largo a Pérez y le metió un puntazo de
> zurda, con el dedo gordo del pie, al desesperado intento de achique de
> Orión e infló la red frente a los desorbitados ojos del pueblo
> azulgrana. De puntín también vale, me dijo un
> día el inolvidable goleador que fue Luis Artime. Y en este caso, de
> puntín vale tres.
> 
> Después sacaron número para errar goles: primero el “Pipi” (gran
> achique del arquero), Villalba (volea zurda para romper el arco),
> Piatti (la agarró muy abajo y se le fue muy arriba). Torrico había
> atrapado muy bien el único tiro contra su arco (Gigliotti) en el
> primer tiempo y atajado el único cabezazo (Gigliotti) del segundo.
> Pero como el fútbol es maravillosamente impredecible, a dos minutos
> del final Kannemann primero y Gentiletti después hicieron dos penales
> en la misma jugada. El sobrio, impecable, preciso y seguro arbitraje
> de Germán Delfino señaló el tiro libre desde los 11 metros. En el
> mismo arco del primer penal atajado. Esta vez con el infalible Claudio
> Pérez como ejecutor. Y la mano izquierda de Sebastián Torrico surcando
> el aire para darle rebote a la locura de 40.000 almas, incluido el
> sobrio y medido Juan Antonio Pizzi tirando piñas al aire, levantando
> sus brazos y exponiéndole su pareja dentadura a toda la Platea
> Norte. El “Cóndor” se tomaba revancha, porque le fútbol siempre la da
> y festejaba también, alborozado, el nacimiento de su hija. Todo en una
> misma fiesta.
> 
> Ahí está San Lorenzo. Vivo. Con los cerebros (“Pipi” y “Nacho”) y los
> rapiditos (Ángel y “Tito”) para no quedar nunca solos en el área. Con
> la chuequera del “Pichi” arando la mitad de la cancha. El “Negro” que
> empezó con una amarilla sin pegar ni protestar, sin comerla ni beberla
> por un error ajeno (¿y si “fusilamos” al dirigente y/o empleado de las
> actualizaciones reglamentarias de la A.F.A.?) se corrió a un costado
> para que entre a cabecear Fontanini y Buffarini, en el segundo minuto
> adicionado subió y bajó por su andarivel marcando y mordiendo como si
> recién empezara, mientras Alan Ruiz, cerquita, se miraba la rodilla
> sin ninguna intención de participar en la refriega. El “Gordo” mejoró
> el fútbol en el medio, pero la entrega de Kalinski fue emocionante. Y
> Cristian Álvarez, que salió corriendo desde el banco con el pitazo
> final para levantar en sus brazos a Torrico. 
> 
> Ahí está San Lorenzo. Vivo. Haciendo “ronda catonga” en la mitad de la
> cancha. Con 40.000 locos en la coreo y el coro: “San Lorenzo es un
> sentimiento….no se explica se lleva bien adentro”. 
> 
> Como dice Walter Lovito (al que seguramente alguien le va a leer esta
> estrofa): “no te veo pero te siento.”
> 
> 
> 
> Juan Carlos Mena

Juan Vaughan escribió:El perro Mena. Trabajaba con Victor Hugo a fines de los 80 y principios de los 90. Reconocido cuervo